Si recuerdan, el artículo del mes de Agosto lo finalizamos con los dichos populares: “Que Dios nos coja confesados” y “Virgencita, que me quede como estoy”.

Lamentablemente hemos constatado en nuestra factura energética, a pesar de las medidas aplicadas para bajar su coste, que se hayan cumplido las expectativas deseadas. Por esta circunstancia, nos vemos obligados a valorar otras alternativas que nos rebajen el coste energético.

Se nos recomienda por algunos medios cambiar nuestros hábitos de consumo, pero que en la práctica no son nada efectivos, como por ejemplo: realizar el mayor consumo en franjas horarias de menor coste. Sería una solución efectiva, si no fuera porque este horario es desde las 00:00h hasta las 08:00h de la mañana en días laborables. “¿Quién cocina y hace lavadoras a esas horas?”

Otra medida que se plantea tomar es bajar el IVA de nuevo. Pero esta bajada ínfima de este impuesto no supone un gran alivio en nuestra economía del hogar o de nuestro negocio.

Pero no nos desviemos del tema principal que nos ocupa. En definitiva, por todas estas circunstancias, se nos hace imperativo buscarnos alternativas efectivas para nuestro ahorro energético. Se anuncian en medios de comunicación a bombo y platillo y por doquier, que instalemos en nuestros hogares o empresas placas fotovoltaicas. Por lo general se desconoce cómo funciona este modelo de energía alternativa, el cual pasamos a explicar someramente.

Un panel fotovoltaico está formado por celdas solares. Su funcionamiento es sencillo: la luz solar incide sobre la celda solar y una porción de ella es absorbida por el material semiconductor (sea el silicio u otros, como Arseniuro Galio, etc).

El material semiconductor utilizado absorbe la luz del sol y cada fotón genera en él, lo que se conoce como par electrón-hueco y dadas las propiedades de este, cada uno se dirige a una parte de la célula, generando una corriente eléctrica.

Explicado de una manera simple, y no ortodoxa, podemos decir entonces que la agrupación de celdas conectadas entre sí, forman un panel fotovoltaico.

En el mercado existe diversidad de modelos de estos paneles fotovoltaicos que varían entre potencia y tensión. Podemos encontrar por ejemplo el panel de 400 W, 12 voltios, de 2 x 1 metros.

Cuando el Sol está más alto en el horizonte, siendo más directos la luz y el calor, es cuando los paneles fotovoltaicos generan su mayor potencia. Teniendo esto en cuenta ya determinamos que dichos paneles empezarán a producir energía en el momento en que les dé la luz y calor solar, cuyo rendimiento irá aumentando a la vez que el Sol vaya ascendiendo. A medida que este astro vaya descendiendo la energía producida por la placa, también lo hará, creándose así una curva gráfica donde se puede apreciar los momentos de mínima y máxima energía.

Por ello, un día nublado, al no recibir la luz directa del Sol, la placa no generará su máxima potencia, sino a la proporción de la luz que reciba. Lo mismo sucede con un día lluvioso. En verano la placa fotovoltaica generará más tiempo energía que en un día de invierno, ya que el período de luz solar es más largo.

Toda la potencia de energía emitida por los paneles fotovoltaicos, los gestiona el inversor. El inversor es un aparato electrónico que convierte la corriente continua de las placas en corriente alterna y a una tensión de 230 voltios. Es el encargado de gestionar y administrar la energía que precise el hogar o el negocio, la energía no consumida de la placa fotovoltaica y la energía de la red eléctrica, así como los acumuladores de energía.

En el siguiente artículo del blog explicaremos cómo es esta gestión y qué estudio se precisa para valorar el ahorro energético en nuestra vivienda o empresa.

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